jueves, 17 de marzo de 2011

XV...el diablo


El maligno en persona, la tentación ante nuestros ojos y la manera de conseguir de manera rápida riquezas se nos muestra en esta carta.
El Diablo ha tenido muchas representaciones a lo largo de la historia, algunas veces se nos presenta como el más bello de los ángeles, y a veces, como el macho cabrío dios de los excesos carnales. En el Tarot de Marsella se nos muestra un ser con alas de murciélago y cuernos de cabra, de aspecto humano pero con dos rostros, uno de ellos en el vientre. Sostiene un cetro de poder en su mano izquierda, y mantiene la mano derecha elevada, mostrando su poder sobre lo terrenal. A sus pies se dibujan dos cuerpos desnudos de un hombre y una mujer, cornudos y con cola, con las manos atadas a la espalda y sujetos por el cuello con ambas cuerdas que en el otro extremo están sujetas a los pies del altar del maligno.
A la hora de interpretar la carta debemos tener claro que el Demonio representa la lujuria y la codicia, pero también nos recuerda que esos vicios tienen un precio: vender el alma a un ser que hará con nosotros lo que él quiera. Es decir, nos habla de un placer pasajero que luego tendrá que ser pagado durante toda la eternidad. Es por ello, esa idea de unión inseparable, que a veces puede interpretarse como una unión duradera, por ejemplo, un matrimonio, o una asociación comercial exitosa, aunque debe ser el tarotista el que de su interpretación dependiendo del resto de cartas que componen la lectura.
Si el Demonio se nos presentara invertido nos estaría hablando de la libertad, ruptura de cadenas que nos ataban, o de evitar las tentaciones y dedicación a labores altruistas.

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