sábado, 25 de abril de 2015

Reconocer el Karma



En ocasiones oímos hablar del Hado y automáticamente nos imaginamos que se trata del destino; cuando en verdad es una pauta de desarrollo que traemos al nacer y que estando basada en el karma nos brinda la máxima posibilidad de crecimiento en cada una de las etapas de la vida física-psicológica y espiritual. El karma es el cumplimiento de esa ley que ajusta sabiamente cada efecto a su causa; y por lo que, todo lo bueno o malo que hemos hecho en una vida, nos acarreará consecuencias idénticas para ésta u otras vidas; "con la vara que mides, serás medido y con ventaja".

Esta cosecha esta formada por todas las encarnaciones por las que ha pasado el individuo; y esta sucesión de encarnaciones, con sus respectivos karmas, es lo que se conoce como destino.
Cada uno de nosotros esta exactamente en el lugar en donde debe estar, con las personas justas con las que se tiene que vincular y atravesando las situaciones de aprendizaje que su Hado le forjó para este viaje. Los Rabinos decían: "Ningún gorrión se cae, si no está escrito en el cielo"; nadie nace, vive o muere por azar; sin embargo, el libre albedrío permite algunas modificaciones en el orden personal, que nos llevaran a progresar, retroceder o incluso permanecer estancados por un periodo de tiempo.
Antes de nacer, vemos el perfil general de lo que será nuestra vida. Este recuerdo, al igual que el de otras existencias, generalmente se pierde concientemente con el nacimiento, y sería el responsable de reminiscencias con situaciones, personas o lugares que sentimos haber conocido. Esta pauta que se encuentra profundamente guardada en el inconciente, es la que describe el camino que hemos de recorrer en esta determinada vida.

El Hado por tanto, tiene como objetivo, el mostrar a la conciencia aquello que ha evitado en su pasaje anterior. La buena o la mala suerte no son siempre lo que parecen; la pauta guarda muchas dimensiones en las que el esfuerzo o la falta de él, la responsabilidad y las consecuencias del buen o mal uso, son el objetivo fundamental del crecimiento interior. Podemos llegar a nuestra pauta desde muchos caminos, los hay quienes pretendiendo alterarla convencidos de que ella es la causa de sus dificultades, utilizan el método de ensayo y error; hay otros que aceptando la vida tal y como es, obtienen el máximo beneficio de las situaciones; y para quienes profundizan más y se interrogan sobre el objetivo de la existencia, se les muestra el Hado, con sólo observar algunas señales.
Nada ocurre en la vida sin un motivo, así como ningún acontecimiento carece de importancia. Si el embrión humano puede formarse en una secuencia perfecta en la que cada momento del desarrollo es el adecuado para crear millones de células que posteriormente serán un organismo tan complejo; así entonces es lógico y razonable pensar que el plan del Hado individual sigue las mismas reglas de sabiduría que rigen toda la naturaleza. Por ello te invito a que te conozcas, a que busques las señales de tu pauta, a que observes los rincones de tu ser; echando mano a todo aquello que te ayude a aproximarte a tu corazón, ese que vibra desde lo más profundo del alma, iluminándote sendero.